lunes, 25 de marzo de 2013

La metalurgia: El impacto de su descubrimiento

Por: Chato Wilbury


El arqueólogo James Mellaart no sabía lo que tenía en sus manos. Los restos de escoria pegados al rudimentario crisol de barro eran los embriones del pico con el que descubrió el sitio donde estaba: La zona arqueológica de Çatalhöyük, en Anatolia (Turquía), esa tarde de 1961. Nada menos que el lugar donde nació la metalurgia.


Piezas fundidas de Anatolia
Hoy vemos los autos pasar sin ningun asombro y comemos con cubiertos metálicos sin mayor fijación que su limpieza, pero los metales son el gran logro tecnológico de la civilización. Los diminutos rastros de cobre arsenicado fueron el punto en el que los antiguos nómadas pasaron del neolítico a la edad del cobre hace 8000 años. Con el metal, nacieron herramientas más eficaces para el arado y con ello, el nacimiento de la agricultura y el surgimiento de las grandes ciudades.

Pero de eso a construir palacios de acero había un gran trecho. Comenzaron a evolucionar técnicas de extracción de mineral de las montañas, para luego molerlo, y pasarlo a enormes tinas de "beneficio", donde poderosos químicos se adhieren al deseado metal y lo hacen flotar. Éstos procesos han costado la vida de cientos de mineros a lo largo de la historia.

El metal en bruto es transportado a los grandes centros industriales en camiones que queman combustibles. Al llegar a las fundidoras se consumen ingentes cantidades de carbón o gas para fundirlo en bloques estándar que permitan transformarlo con eficiencia.

LA CALIBRACIÓN: LA VERDADERA REVOLUCIÓN.

Ya olvidamos el gran reto que fue refinar metal
La química permite saber la composición de una muestra de metal. Ligeras variaciones en la cantidad de carbono, azufre u otros elementos, genera un metal completamente distinto a lo requerido. Además de la composición, los tratamientos térmicos cambian por completo su estructura y características. Hay miles de variaciones que controlar para lograr un metal determinado.

Hoy los diseñadores e ingenieros que entran a las fábricas, donde grandes moldes de inyección de plástico o descomunales troqueles de acero son maquinados. Se cortan y transforman enormes bloques como si de mantequilla se tratara. Todo eso para fabricar herramientas tan fuertes que permitan, por ejemplo, cortar más metal.

Por esa herramienta pasa una tira de metal que requirió mucha energía para su transformación. Agresivos tratamientos y acabados que contaminan tierra y agua. Esa tira es cortada, doblada y procesada en una enorme prensa que también requirió de todo eso para ser fabricada. Al final, la tira se convierte en millones de terminales, soportes y plaquitas que se transportan para su instalación en autos, aviones, ropa, electrodomésticos, electrónica, etc.

DE NUEVO EN LA TIERRA
No. James Mellaart no sabía lo histórico de ese descubrimiento, pero nosotros sí lo sabemos, y es preciso minimizar el consumo de tanta energía y contaminación, reciclando todo lo que podamos, separando los plásticos por un lado y los metales por otro.

Qué caso tiene disponer de la mas alta tecnología pero a la vez, destruir el mundo que nos alimenta?

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