domingo, 9 de noviembre de 2014

Urgen los transgénicos en nuestro país.

Por: Chato Wilbury

Si la población continúa creciendo tasa actual, simplemente no habrá planeta que alcance para satisfacer los hábitos de consumo que acostumbramos.

Esa mañita de comprar todo en empaques individuales y consumir bebidas embotelladas, nos lleva a exprimir los recursos naturales hasta el extremo de la insostenibilidad. En San Francisco, California, ya está prohibido vender aguas embotelladas, obvio que para ello fue preciso dotar de bebederos todos los espacios públicos de la ciudad. Una ironía que esta política tan consciente inicie en una ciudad de Estados Unidos, un país cuyas tasas de consumo no podrían ser sostenidas si el planeta tuviera otro país igual.


De ahí la necesidad de eficientar los recursos de los que disponemos. Empezando por la alimentación. El desarrollo de cultivos hidropónicos, por ejemplo, permite el ahorro de agua y prescinde de herbicidas, pues la hortaliza se desarrolla en ambientes que, bien controlados, están protegidos de plagas.

Lo mismo puede decirse de las técnicas de pastoreo intensivo y de labranza de conservación. Métodos de producción agricola que protegen a la tierra de la erosión causada por el barbecho tradicional. 

De la misma manera, urge el desarrollo de especies más eficientes. Si actualmente en 1 hectárea se cultivan 10 toneladas de maíz, un maíz mejorado podría producir 20 toneladas si se mejora su genética. De ahí las ventajas de investigar en agroindustrias y no temer a la palabra "transgénico".

Debemos recordar que desde el mismo momento en que algún cavernícola escogió producir un cultivo, en ese momento nación la modificación genética. Si hace miles de años el maíz criollo sacaba elotitos chiquitos, nuestros ancestros escogieron y reprodujeron las especies que sacaban variedades más grandes y nutritivas. 

Los principales detractores de los transgénicos (OGM, como les dicen), argumentan que son peligrosos para la salud, pero hasta el Ministerio Alemán de Educación y Ciencia sobre Seguridad Alimenticia, concluyó que los transgénicos NO SON DAÑINOS para la salud.

Otros opositores de los transgénicos argumentan que si los fomentamos, estamos a merced de los grandes corporativos y dependeremos de sus condiciones para alimentarnos... Tienen razón. Pero eso no tiene que ver con la selección genética. Tiene que ver con el desarrollo biotecnológico. En éste momento en que debemos invertir en investigación para garantizar competitividad y autosuficiencia agropecuaria, nuestros estudiantes están fuera de las aulas protestando por cuestiones políticas. Eso sí que pone en riesgo nuestra soberanía alimentaria.

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