No cabe duda que la costumbre...
Son los años 80 y tu eres un líder sindical cualquiera, vamos a poner cualquier nombre al azar... mmm... que tal Carlos Aceves. Y que representas alguna organización sindical ficticia, que tenga cualquier nombre... CTM suena bien, son acrónimos de consonantes al azar, que mejor?.
Como buen líder, recomiendas a tus representados (obreros, por ejemplo) que le caigan con una lanita cada semana para sostener las operaciones del organismo. Eso multiplicado por miles de agremiados a lo largo y ancho del país suma un monto suficiente para vivir, digamos, más que bien. A diferencia de tus representados, pero bueno, es arduo el trabajo de defenderlos, así que bien lo vales, verdad?
Ahora, para que conformarse con todo ese dinero y la fama, si manejando tanta gente viene lo más importante, el peso político. Estás seguro que te darán una curul en el congreso, porque ningún presidente quiere movilizaciones obreras en las calles. Él sabe que puedes movilizar a miles sin que esos miles se nieguen (nadie quiere problemas con el sindicato, verdad?). Ademas todo ese alboroto sería innecesario cuando eres integrante de un partido hegemónico desde hace años. Con todo este poder, puedes estar seguro de que a nadie se le ocurrirá cuestionar el destino de los recursos sindicales. Un negocio perfecto verdad?
El tapete.
Nadra podría salir mal, a menos que algún presidente tenga la ocurrencia de proponer una reforma que te obligue a rendir reportes (<-punto 22. en adelante) de lo que se hace con ese dinero y peor aún: Que proponga que los obreros pueden votar libremente y en secreto para cambiarte por otro. Eso sí te movería el tapete, si no fuera porque tu amistad con tus compañeros diputados evitará que pase esa reforma. Puedes estar seguro de que la detendrán a tu favor, finalmente no le dan cuentas a nadie, a ellos nadie los eligió, la figura de diputado y senador plurinominal significa que fueron puestos sin la necesidad de que el pueblo diera su opinion, y son tus amigos plurinominales precisamente los que tienen el mando y el liderazgo de las comisiones mas importantes. Es más, tú eres el coordinador de la comisión dictaminadora! (irónico, no?)
La inacción.
No solo estás rodeado de la gente adecuada, además, los obreros que representas y el pueblo en general, no tienen mayor interés en lo que ocurra en las sesiones del congreso. Puedes hacer lo que quieras. Detienes con ayuda de tus compinches el progreso de esa reforma. Que importa que sea preferente? prioridad o lo que sea! tienes el tiempo y la desidia del pueblo a tu favor. Entre mas tiempo pase, los medios lo olvidarán por completo y podrás seguir en tu edén político.
Tan tán.
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